viernes, 13 de marzo de 2015

Para contribuir con la memoria de Ushuaia



Espacio para todas las personas que le interesa investigar la Historia de Ushuaia. Otra forma de contribuir con sus trabajos de investigacion escrita y audiovisual. Por ello decidi sociablizar mi experiencias, publicar actividades relacionadas con la temática Historia del penal de Ushuaia y confinados politicos que estuvieron visitando de manera forsosa Ushuaia en la decada del 30 






sábado, 14 de julio de 2012

Los museos como lugares de encuentros en Ushuaia



Los museos como lugares de encuentros

Desde los ámbitos académicos se ha pensado al Museo como un lugar de contemplación, inspiración y de poesía, de allí su significado como “el templo de las musas”. Sin embargo muchas veces se ha considerado al museo solo como el lugar para admirar el arte y las colecciones públicas y privadas, tesoros artísticos o históricos, reservados desde un principio con afán de prestigio social o propaganda política como predominio de una cultura sobre otra.
Es en el año1947 cuando la I.C.O.M. (International Council of Museums), Concejo Internacional de Museos, organismo no gubernamental asigna una primera definición de  “museo” como  “la institución permanente que conserva y expone colecciones de objetos, de carácter cultural o científico, para fines de estudio, educación y deleitación”. Esta enunciación fue más tarde ampliada en varias oportunidades, agregando cinco roles básicos que conforman la razón de ser de dichos sedes culturales: conservar, exhibir, adquirir, investigar y educar. De esta manera a partir de 1972 se define al museo como en actualidad y se aplicaría para todos los museos del mundo:

“una institución permanente, no lucrativa, al servicio de la sociedad y su desarrollo, abierta al público, que adquiere, conserva, investiga, comunica y exhibe, con propósitos de estudio, educación y deleite, la evidencia tangible e intangible de los pueblos y su entorno”. (I.C.O.M. International Council of Museums. 1972), Sugiriendo de esta manera que un museo cumple tres funciones importantes: científica, educativa y social. Nuestro enfoque estará puesto en la función social de los museos.
La I.C.O.M. da cuenta de algunas cuestiones referidas a la misma que debe cumplir un museo:

-        Favorecer la participación activa de la comunidad y desempeñar su papel de fuente de educación y mediador cultural al servicio de la sociedad.
-        Ser pensado como un espacio de construcción social. Porque es el lugar donde no solo se exhibe el testimonio del hombre y su medio, sino que representa la identidad de la comunidad local.
-        Promover el conocimiento y la gestión del patrimonio cultural en y con la comunidad.
      Asimismo la idea de museo integral con una visión interdisciplinaria aparece en 1972, y se manifiesta junto con la idea de una Nueva Museología en un encuentro en Santiago de Chile" organizada por el ICOM. Allí se reafirma por primera vez la función social del museo en rescate del patrimonio cultural y en general la utilización de la museología como un instrumento de desarrollo local y social.
      En este sentido aparece una nueva forma de pensar al museo como “un instrumento que un poder público y una población conciben, fabrican y explotan conjuntamente. Dicho poder, con los expertos, las facilidades, los recursos que él le proporciona. Dicha población, según sus aspiraciones, su cultura, sus facultades de aproximación. Un espejo en el que esa población se mira, para reconocerse en él, donde busca la explicación del territorio al que está unido, junto al de las poblaciones que la han precedido, en la discontinuidad o la continuidad de las generaciones. (Riviere, 1989).
      Un espejo que esa comunidad presenta a sus huéspedes, para hacerse comprender acerca de la  expresión del hombre y la naturaleza. El hombre es allí interpretado en su medio natural.
Los museos forman parte de un producto turístico y cultural pero también de la construcción social de una comunidad mediante la recolección y  apropiación de los hechos y fenómenos culturales que  le pertenecen e  identifican. La conformación de los espacios expositivos y narrativos detrás de las paredes de los museos guarda una relación dialéctica el contenido del espacio y observador e  intérprete, viajero o habitante de la localidad que observa desde dentro y desde afuera estos espacios.

Desde las prácticas turísticas en los museos se sugiere a menudo que la actividad tiende a destacar ciertas memorias más que otras, brindando versiones que muchas veces responden más a una lógica comercial que a la expresión de una identidad. Todos sabemos que la mayoría de los visitantes quieren algo más que autenticidad, entendiendo por ésta la referencia a los elementos que efectivamente forman parte de la historia. Creemos que el turista desea experiencias que superen la realidad para alimentar sus fantasías y siguiendo esta lógica solemos dar énfasis al sensacionalismo (por ejemplo, los atroces crímenes del “petiso Orejudo”...) y a temas atractivos aunque nunca comprobados, como el supuesto paso de Carlos Gardel por el Presidio de Ushuaia. Así se descuida  la veracidad de las versiones.

Tierra del Fuego es un lugar de arraigos y desarraigos, encuentros y desencuentros, de fronteras y de integración. Los que vivimos aquí tenemos el privilegio de encontrarnos con un álbum de  relatos interesantes acerca de la historia de nuestro lugar. Las personas que intervienen con sus recuerdos y sentimientos también forman parte de nuestra identidad.

Tenemos la oportunidad de relevar esta información, rescatando su valor histórico y social. Nuestra función de pensar el pasado y su relación con el presente debería ocupar el primer lugar en nuestros trabajos monográficos y académicos. Los alumnos de turismo deberíamos pedir ayuda a los antropólogos e historiadores que se esfuerzan por establecer nuevas relaciones, sugerir nuevos significados.

 Consecuentemente Tierra del Fuego como destino turístico y comunidad de destinos, de emigrantes y de viajeros; tiene carácter de constelación, conjunto de conocimientos, sistemas de significados, habilidades y formas de expresión simbólica que corresponden a esferas diferentes de la cultura. A través del turismo, a manera de experiencia social, sirve como punto de conexión para encuentros del otro y los otros, por lo tanto el reconocimiento del nosotros.

Consideramos que los museos deben tener la capacidad de definir y redefinir su función con su propio personal, la comunidad científica y educativa y de capitalizar el saber de sus visitantes residentes y de viajeros.

En definitiva, imaginamos propone una práctica turística distinta.

Tal vez una de nuestras tareas más urgentes sea volver a aprender a viajar, en todo caso, a las regiones mas cercanas a nosotros, a fin de poder aprender nuevamente a ver”. (Auge  2005).





La relación pasado - presente en un lugar de la memoria



La memoria de un pueblo, una nación, un país está sustentada por elementos materiales y simbólicos. Textos, fotografías, monumentos o edificios que albergaron las experiencias de vida del pasado conforman el patrimonio colectivo, entendido como todo aquello que socialmente se considera digno de conservación independientemente de su interés utilitario. Se ha señalado justamente que el patrimonio es una invención porque tiene la capacidad de generar discursos que naturalizan determinadas representaciones de la realidad y también una construcción social que responde a los procesos de legitimación de esos discursos mas o menos inalterados (Prats, 1998).
Desde esta conceptualización observamos que el patrimonio mantiene activos los vínculos con el pasado,  es el legado de la historia  que ha sobrevivido en el tiempo y nos llega para rehacer la relación entre lo actual y el  mundo que ya  pasó (Ballart 1997). El patrimonio es en definitiva esa parte de la memoria que se ha podido mantener, aunque sea parcialmente, a través de los relatos y otros bienes materiales.
Durante mucho tiempo la memoria pareció ser expresión y legitimación de las clases dominantes. Hoy necesitamos que la historia y el patrimonio sean re-significados para la construcción de un proyecto más amplio. Como señala Noemí Girbal (2003), “en tiempos de desconcierto como los que hoy se viven, la mirada al pasado se convierte en  una sugerente necesidad”.
El patrimonio cultural como recurso turístico genera un valor netamente comercial y no un valor en el sentido de percepción de cualidades estimables en una cosa (Ballart 1997:61).

En otros términos, las prácticas turísticas han llevado no sólo a la distorsión del pasado sino que al conferir al patrimonio un valor sólo económico; desaprovechan la extraordinaria e irrepetible oportunidad de contribuir a la concepción de un patrimonio cultural como conocimiento y expresión de una identidad, asociando reliquias históricas -patrimonio tangible- y el rescate de la memoria  -patrimonio intangible- (Prats 1998: 74).

Como señala G. Bonfil Batalla (1993: 21), el patrimonio cultural “no estaría restringido a los rastros materiales del pasado (los monumentos arquitectónicos, las obras de arte y los objetos comúnmente reconocidos como “de museo”), sino abarcaría también costumbres, conocimientos, sistemas de significados, habilidades y formas de expresión simbólica que corresponden a esferas diferentes de la cultura, y que pocas veces son reconocidas explícitamente como parte del patrimonio cultural, que demanda atención y protección.” En este sentido el museo debe estar orientado hacia la comprensión integral y cultural de la comunidad que lo alberga, la recuperación de la memoria como fundamento de la recreación de su identidad. 
Sabemos que la historia la pensamos de forma parcial, destacando ciertos hechos y omitiendo otros. El contenido los museos lo demuestra, revelando ausencias que determinan visiones incompletas y fragmentadas de la experiencia del pasado.

Son los museos y los archivos, no siempre adecuadamente cuidados en nuestro país, los lugares de  memorias; memoria colectiva que no es recuerdo sino la presencia del pasado en el presente mediante la transmisión y que por tal motivo no es ajena a los portadores. (Girbal, 2003).
El Museo del Presidio de Ushuaia es un espacio privilegiado para considerar la relación entre pasado y presente. A través de encuentros con el turista podemos rescatar  sucesos olvidados, ausentes en la memoria del lugar.

Puede considerarse, siguiendo a Bonfil Batalla (1993:25), que  lo nuestro es todo aquello que manejamos, bien sea material o simbólicamente; lo que hace que en una circunstancia nos sintamos “entre nosotros” y en otra nos sintamos ajenos. Es la posibilidad de hablar de cosas o acontecimientos que tienen significados para “nosotros” y tal vez no para “lo otros”: son experiencias y memorias compartidas. En torno a ese “nosotros” se define “lo nuestro”: objetos, espacios, relatos, testimonios. Así, desde quienes nos visitan, nos descubrimos, nos encontramos y desencontramos, construimos nuestra identidad.

Entendemos de acuerdo a Prats (1998: 67) que la identidad es una construcción social y, como tal, un hecho dinámico aunque con cierto nivel de fijación y perduración en el tiempo. Además, toda formulación de la identidad es únicamente una versión de esa identidad.

El ex Presidio es uno de los  lugares de la memoria no sólo por lo que representa el edificio histórico en sí sino porque debe ser un espacio para la reflexión y la interpretación; “interpretación como interversión” -incorporación de otros relatos, testimonios, visiones, versiones- e “interpretación como intervención” -incidencia del discurso del profesional en turismo en la construcción de versiones identitarias-

domingo, 1 de julio de 2012

Fotos de Enzo










http://www.eldiariodelfindelmundo.com/noticias/leer/39377/inauguraron-la-muestra-fotografica-imagenes-confinadas.html


sábado, 30 de junio de 2012

Una experiencia de encuentros en el Museo Marítimo de Ushuaia ex- Presidio




En una visita guiada en enero del año 2003, había comenzado el recorrido con un grupo de turistas, a las 16, 30 hs. Después de describir brevemente la historia de la colonización penal en Tierra del Fuego y la creación de la cárcel de civiles y reincidentes, y mencionando algunos presos mas renombrados, llegó el turno de hablar de la historia de la década del ’30 de Argentina, que comienza con la intervención militar del 6 de Septiembre de 1930, deportando al Presidente Yrigoyen  a la Isla Martín García. Otros dirigentes radicales excluidos del poder y que intentaron resistir el régimen militar, algunos fueron exiliados y otros fueron confinados a Ushuaia en 1931 y 1934.[1] Con este sentido el museo pone en escena y condiciona una ex celda que representaría un viejo cuarto de la famosa casita verde, ubicada en el centro de aquella Aldea de Ushuaia, donde le toco habitar por algunos meses, el famoso escritor Ricardo, el mismo que escribio el libro El Archipielago.

Llegando a sala de Ricardo Rojas un ex desterrado político, y nombrando a otros confinados políticos que lo acompañaron en esta estadía forzosa, entre otros a  Martín Yrigoyen, irrumpió una voz cálida y serena, diciendo: “soy la hija de Martín Yrigoyen”.

En el asombro de todos, sobre todo el mío, la presenté al grupo y mientras se acercaban hacia la puerta de la ex celda donde está ambientado el cuarto de Ricardo Rojas, ella reafirmó su vínculo familiar con el confinado político Martín Irigoyen. Luego continuamos, la visita guiada no sin antes pedirle que se quedara después de la misma, para conversar.

María Esther Yrigoyen,  junto a su esposo, se mantuvo muy atenta a mi relato.

Finalizada la visita guiada, recorrimos todo el museo. Ella  preguntó,  yo  respondí; yo  pregunté y ella respondió. Esta vez, “ellos”, los confinados ausentes y presentes,  hicieron posible  “el encuentro” donde aprendimos y reflexionamos.

En una segunda visita a Ushuaia, en diciembre de 2004, María Esther volvió al Museo Marítimo, donde preguntó por la guía. Aunque yo ya no  trabajaba en ese lugar, pidió  mi teléfono en la recepción. Perpleja por lo inesperado, la invité a mi casa. Al día siguiente nos encontramos, miramos fotografías antiguas de Ushuaia que ella había traído, recordamos nombres,  lugares, situaciones. Aprendí que su apellido se escribe con “Y” a pesar de que se lo registre en los libros de historia argentina con “I”. 
Fue uno de los encuentros más maravillosos de mi vida y en él se gestó la idea de contribuir a la construcción de la memoria a través del relato y experiencias de encuentros con los hijos,  nietos, bisnietos de presos politicos y confinados.

Como guías o asistentes de sala de los museos tenemos el privilegio de encontrarnos con datos y relatos interesantes acerca de la historia del lugar que nos brindan las personas que se acercan y comparten sus vivencias, olvidos u otra versión de la historia. Tenemos la oportunidad, en este tiempo, de relevar esta información, rescatando su valor histórico y social. Pensamos que nuestra función no es sólo hacer visitas guiadas con un discurso armado. El asistente de sala tiene una responsabilidad cuando  transmite el conocimiento del pasado y un compromiso en la recuperación de la memoria de este lugar. Son muchos los turistas que visitan Tierra del Fuego y algunos son descendientes o amigos de algún presidiario, funcionario o confinado. Los viajeros y visitantes vienen a nosotros a compartir sus representaciones del pasado.

Estas versiones contribuyen a pensar el patrimonio como una invención y una construcción social en tanto ratifican o amplían lo ya conocido, legitimando el discurso mediante su asimilación social o, cuando contradicen las certezas actuales, aportando a la invención de nuevos discursos sobre la realidad. (Prat, 1998:74).

La sociedad, la cultura son cambiantes y por tanto “los contenidos identitarios también”.”Ajustarse a la realidad implica la necesidad de transformación del discurso: eliminar o reubicar tal elemento, introducir otros nuevos”. (Prats 1998: 74).

 
Desde las prácticas turísticas en los museos se sugiere a menudo que la actividad tiende a destacar ciertas memorias más que otras, brindando versiones que muchas veces responden más a una lógica comercial que a la expresión de una identidad. Todos sabemos que la mayoría de los visitantes quieren algo más que autenticidad, entendiendo por ésta la referencia a los elementos que efectivamente forman parte de la historia. Creemos que el turista desea experiencias que superen la realidad para alimentar sus fantasías y siguiendo esta lógica solemos dar énfasis al sensacionalismo (por ejemplo, los atroces crímenes del “petiso Orejudo”...) y a temas atractivos aunque nunca comprobados, como el supuesto paso de Carlos Gardel por el Presidio de Ushuaia. Así se descuida  la veracidad de las versiones.

Tierra del Fuego es un lugar de arraigos y desarraigos, encuentros y desencuentros, de fronteras y de integración. Los que vivimos aquí tenemos el privilegio de encontrarnos con un álbum de  relatos interesantes acerca de la historia de nuestro lugar. Las personas que intervienen con sus recuerdos y sentimientos también forman parte de nuestra identidad.

Tenemos la oportunidad de relevar esta información, rescatando su valor histórico y social. Nuestra función de pensar el pasado y su relación con el presente debería ocupar el primer lugar en nuestros trabajos monográficos y académicos. Los alumnos de turismo deberíamos pedir ayuda a los antropólogos e historiadores que se esfuerzan por establecer nuevas relaciones, sugerir nuevos significados.

            Consecuentemente Tierra del Fuego como destino turístico y comunidad de destinos, de emigrantes y de viajeros; tiene carácter de constelación, conjunto de conocimientos, sistemas de significados, habilidades y formas de expresión simbólica que corresponden a esferas diferentes de la cultura. A través del turismo, a manera de experiencia social, sirve como punto de conexión para encuentros del otro y los otros, por lo tanto el reconocimiento del nosotros.

Consideramos que los museos deben tener la capacidad de definir y redefinir su función con su propio personal, la comunidad científica y educativa y de capitalizar el saber de sus visitantes residentes y de viajeros.

En definitiva, imaginamos propone una práctica turística distinta.

Tal vez una de nuestras tareas más urgentes sea volver a aprender a viajar, en todo caso, a las regiones mas cercanas a nosotros, a fin de poder aprender nuevamente a ver”. (Auge  2005).


Este texto fue tomado del libro Imagenes Fueguinas.



[1] En la Constitución Nacional Argentina en el Artículo 23 legisla sobre la “opción” de los detenidos a abandonar el país. La constitución ofrece esta alternativa de recuperar la libertad con la condición de abandonar el país, como una forma de destierro. Este artículo autoriza al Poder Ejecutivo en situación de conmoción interna del país, arrestar y trasladar personas de un punto a otro del Territorio y la posibilidad de salir del país.

La fotografía del la muestra y la charla de inauguración es de Laura Aguilera

Con el objetivo de contribuir a la construcción de la memoria y al rescate del relato oral acerca de una parte de nuestra historia.

Se organizó la muestra fotográfica IMÁGENES CONFINADAS, en el Museo de la Cuidad, Antigua Casa Penna el jueves 27 de octubre a las 19 hs. con la presencia de la Sra. María Yrigoyen, quien compartiró su relato acerca de la estadía forzosa de su padre aqui en Ushuaia en 1934.



http://www.eldiariodelfindelmundo.com/noticias/leer/39377/inauguraron-la-muestra-fotografica-imagenes-confinadas.html

Imágenes de confinados politicos en Ushuaia 1934


GENTILEZA DE MARÍA ESTHER YRIGOYEN